La historia geológica de Andalucía.

En la geología de Andalucía se pueden distinguir dos zonas: Sierra Morena y las cordilleras Béticas, que se encuentran separadas por la depresión del Guadalquivir.

En base al mapa geológico de España (IGME, 1998), en Andalucía se diferencian dos unidades geológicas de rango mayor.


  1. Macizo Ibérico (o Hespérico): representa la parte más suroccidental de la Cadena Hercínica Europea. Los terrenos del Macizo Ibérico se extienden por la mitad occidental de la península Ibérica (en territorio andaluz afloran al norte del valle del Guadalquivir, coincidiendo con las alineaciones montañosas de Sierra Morena), y están constituidos por materiales precámbricos y paleozoicos estructurados durante la orogenia Hercínica o Varisca.

  2. Sistemas Béticos: forman parte de una cadena de plegamiento alpino originada durante el Mioceno. Las Zonas Extensas de la cordillera representan al antiguo margen continental localizado al sur y sureste de la placa ibérica, mientras que las Zonas Internas constituyen un fragmento de una microplaca (Subplaca Mesomediterránea) que se ha desplazado hacia el oeste, hasta colisionar con dicho margen y formar la cordillera. Dentro de las Béticas se han diferenciado bajo la denominación genética de Depresiones Postorogénicas a las áreas geológicas que quedaron deprimidas después de la orogenia Alpina, y fueron rellenadas por sedimentos neógenos y cuaternarios. Además de la Depresión del Guadalquivir, se incluyen un conjunto de cuencas intramontañosas, individualizadas durante el Mioceno superior dentro de las Cordilleras Béticas, como las depresiones de Granda, Guadix-Baza, etc.

    Dentro de las cordilleras Béticas podemos distinguir diferentes unidades:

    - Las zonas internas: componían el llamado bloque de Alborán, que tuvo un choque contra el borde sur de la meseta.

    - Las zonas externas: sedimentos depositados sobre tal borde y deformado a causa de la colisión.



    - La depresión del Guadalquivir: cuenca de antepaís al norte de las cordilleras Béticas.

    - Las cuencas intramontañosas: depresiones interiores de la cordillera.


La construcción de la morfología actual de Andalucía y de sus rasgos geográficos es fruto de un conjunto de cambios paleogeográficos acaecidos a partir del Precámbrico (hace más de 470 millones de años, Ma) hasta nuestros días. Como en cualquier reconstrucción paleogeográfica hay una parte interpretativa, discutible, la cual aumenta a medida que la estructura es más compleja y la edad más antigua.

Los únicos materiales claramente del Precámbrico (más de 570 Ma) que afloran en Andalucía son los de los núcleos antiformes de la Zona de Ossa-Morena. Su sedimentación tuvo lugar en un medio marino con substrato de corteza continental, que se adelgazaría en el eje Badajoz-Córdoba permitiendo el ascenso de magmas básicos. Los materiales se plegaron antes del inicio del Cámbrico y simultáneamente se produjo el metamorfismo de los materiales e intrusiones de granitoides.

Durante el Cámbrico y Ordovícico (570-439 Ma) en la parte del Macizo hercínico incluida en Andalucía, y presumiblemente en su continuación hacia el sur, la sedimentación fue enteramente marina, con diferencias notables de potencias y lagunas estratigráficas locales que indican juegos de bloques que se levantaban y se hundían. Durante el Ordovícico se diferenciaban dos dominios, ambos marinos: uno que comprendía la Zona Centro-Ibérica (al este del Batolito de los Pedroches) con la presencia de la "Cuarcita armoricana" y el otro (el resto) con facies de lutitas marinas.

Al inicio del Silúrico (439 Ma) tuvo lugar una transgresión generalizada depositándose los materiales silúricos sobre términos de diferente edad. Durante el Silúrico y Devónico inferior se mantiene una distribución paleogeográfica análoga a la de épocas anteriores con sectores con depósito de lutitas (pizarras) y otros de cuarcitas, siempre en medio marino.

Al inicio del Devónico superior (377 Ma) ocurrió otra transgresión disponiéndose los materiales de esta edad sobre los del Devónico inferior, con una laguna estratigráfica que comprende el Devónico medio. Los materiales del Devónico superior y Carbonífero inferior son marinos con intercalaciones de rocas volcánicas a veces muy importantes (complejo vulcanosedimentario de la Zona Surportuguesa).

Los depósitos de volúmenes importantes de turbiditas (facies Culm), precursores de la orogenia hercínica, son más antiguos en la Zona de Ossa Morena donde se iniciaron en el Carbonífero inferior y más tardíos en la Zona Surportuguesa en la que se iniciaron a lo largo de, o al final del, Namurierise. Durante el Westfaliense en la Zona de Ossa-Morena se depositaron facies parálicas con niveles de carbón, mientras que en la Zona Surportuguesa eran marinas más profundas.

Hacia el límite Westfaliense-Estefaniense (303 Ma) ocurrió la fase principal de la orogenia hercínica que conllevó la emersión generalizada del dominio hercínico, que perdura hasta la actualidad. Esta fase de deformación principal, estuvo precedida por, al menos, otras dos. Simultáneamente a la fase principal ocurrieron importantes intrusiones de granitos, entre ellos los del batolito de los Pedroches. La sedimentación del Estefaniense y del Pérmico, siempre continental, se limitó a aquellas regiones subsidentes hundidas dentro del nuevo continente y alimentadas por los productos de erosión de los relieves adyacentes.

Al inicio del Triásico (250 Ma) comenzó la individualización del margen continental sudibérico con una flexura en el borde meridional del macizo hercínico, siguiendo la alineación actual del río Guadalquivir, que permitió el depósito de materiales continentales y marinos someros (Triásico y Lías hasta el Carixiense) que alcanzaron grandes potencias.

Dentro del Pliensbachiense, hacia el límite entre el Carixiense y Domeriense (190 Ma), ocurrió una fase de rifting que marca realmente el inicio del margen continental sudibérico, delimitándose los dos grandes dominios: el Prebético adyacente al continente con sedimentación marina somera y el Subbético (incluido el Dominio intermedio), con surcos y umbrales, con sedimentación pelágica y con substrato de corteza continental adelgazada. Durante el resto del Jurásico y en el Cretácico inferior se mantuvo la individualización de surcos y umbrales en este margen de tipo alpino. Simultáneamente tuvieron lugar desplazamientos horizontales muy importantes de la Placa ibérica con respecto a la Placa africana, desplazándose ésta última un millar de kilómetros hacia el este (respecto a la primera), hasta ocupar posiciones relativas similares a las actuales. En la figura 2 se representan dos reconstrucciones paleogeográficas para dos intervalos de tiempo concretos (125 y 110 Ma), en los que se puede ver el crecimiento de las bandas de corteza oceánica que se supone existirían entre la Placa Ibérica, la Subplaca Mesomediterránea y la Placa Africana. La sedimentación en este intervalo de tiempo alcanzó su máximo desarrollo en los márgenes sudibérico y norteafricano, siendo mínirna en la Subplaca Mesomediterránea la cual estaría emergida casi en su totalidad y sin unos márgenes continentales adyacentes desarrollados.

En el intervalo comprendido entre el inicio del Cretácico superior (96 Ma) y hasta algún momento dentro del Paleoceno (66,534 Ma) el margen continental siguió siendo expansivo y la sedimentación se hizo más uniforme, quedando niveladas las irregularidades del fondo (surcos y umbrales) del dominio pelágico de la etapa anterior. Simultáneamente ocurrió un giro de la Península Ibérica en sentido antihorario, con la consiguiente apertura del Golfo de Vizcaya.

La etapa de margen continental convergente se inició dentro del Paleoceno (66,534 Ma) y terminó con la colisión continental (Mioceno medio). En esta etapa tuvieron lugar depósitos pelágicos con intercalaciones de turbiditas que alcanzaron su máximo desarrollo en los surcos profundos existentes entre las placas ibérica y africana y la Subplaca Mesomediterránca. Estos surcos eran la patria de las Unidades del Campo de Gibraltar. Dentro de la citada subplaca se produjeron cambios muy importantes, con la estructuración en mantos de sus unidades y formación de un bloque continental rígido que en época posteriores se desplazará hacia el oeste.

Los cambios paleogeográficos más significativos del área geográfica que actualmente ocupa Andalucía ocurrieron desde el Mioceno inferior al inicio del Mioceno superior. Durante los 185 millones de años anteriores, estos es, desde el inicio del Jurásico (210 Ma) hasta el Mioceno basal (hace 25 Ma), la línea de costas estuvo en el borde sur del macizo hercínico y el mar ocupó el resto. En este intervalo de tiempo (Mioceno inferior hasta el inicio del Mioceno superior) tuvieron lugar la colisión continental, la formación de las Cordilleras Béticas como una cadena montañosa emergida y la individualización de las depresiones neógenas, lo que implican notables y constante cambios de la línea de costas.





Andalucía en el Paleozoico

El área de Sierra Morena permaneció esencialmente sumergida desde el Cámbrico hasta el Carbonífero. En este mar se comenzaron a depositar grandes proporciones de rocas sedimentarias, en las que encontramos distintos tipos de fósiles: trilobites, graptolitos y corales. La orogenia Hercínica inundó esta zona durante el carbonífero inferior. En distintas cuencas crecían extensas y profundas selvas de helechos, que dieron lugar a depósitos de carbón del norte de Córdoba y Sevilla.

Andalucía en el Mesozoico

El fondo del profundo golfo, el mar de Tethys, ocupaba durante la era secundaria el borde sur de Iberia, que separaba Laurasia de Gondwana. Era un área continental y muy árida, en la que se depositan arcillas y evaporitas (yesos y sales) en el Triásico. En el Jurásico y Cretácico formaron un mar tropical, las zonas externas de las Béticas, donde se depositaron muchas rocas carbonatas con fósiles marinos.

Andalucía en el Cenozoico

Esta situación fue parecida a la del Mesozoico al comienzo, más tarde este área comenzó a emerger. Quedaron zonas sumergidas entre los nuevos relieves, las cuencas intramontañosas, y un amplio surco al norte, la depresión del Guadalquivir, donde continuó la sedimentación. En estas aparecen fósiles de organismos muy semejantes a los de la actualidad. Al final se emergió todo el área por completo.